La lactancia es una experiencia profundamente emocional que celebra la conexión única entre madre e hijo. Es un viaje de entrega, amor y confianza, donde el cuerpo femenino se transforma en un refugio y un sustento.
Cada vez que una madre amamanta, no solo está alimentando a su bebé, sino que también está compartiendo su esencia, su calor y su cariño. El cuerpo femenino, con todas sus imperfecciones y maravillas, se convierte en un poderoso símbolo de vida y creación.
La lactancia nos recuerda que la vulnerabilidad puede ser una fortaleza. Las noches largas y los momentos de duda son parte de este hermoso proceso que une aún más a la madre y su pequeño. Cada mirada, cada susurro, cada gota de leche derramada lleva consigo un amor incondicional.
Honrar la lactancia es también celebrar la diversidad de experiencias. Cada madre vive este viaje a su manera, y todas las historias son valiosas. Ya sea con éxito, dificultades o eligiendo no amamantar, lo importante es el amor que se entrega.
Gracias Gemma por volver a mi para realizar esta sesión tan complicada y especial.
Sé el primero en comentar